Una haima plantada en la terra dels homes i les dones lliures
dimarts, d’octubre 09, 2007
MAGIA Y SUPERSTICIÓN EN EL SAHARA ESPAÑOL de J. Cola Alberich
Foto extreta de www.pbase.com/ diego_elorza/argelia
De tant en tant, ja vaig avisr de que publicaria algun escrit o text relacionat amb la cultura sahrauí, avui, podeu llegir un text, antic, de l'any 1951, però tant intetessant com el primer dia. En ell es troben els lligams entre la pluja, el vent i les tradicions dels sahrauís
Text reproduuït de http://sahara-news.webcindario.com/
Al verificar un estudio de las creencias mágicosupersticiosas existentes entre los pueblos del Gran Desierto, se hace preciso destacar la influencia que los factores mesológicos ejercen en la sensibilidad de sus habitantes. En el marco grandioso de una Naturaleza de colosal magnificencia, el ánimo se halla dispuesto a la creencia en poderes gigantescos. La aridez de las enormes extensiones, la triste soledad de la interminable sabana de arena, tan sólo interrumpida por montañas ásperas y desnudas; la inmensa hostilidad, en suma, de la Naturaleza, crea en la mente de los nativos el estado propicio para idear un mundo poblado de genios y espíritus malignos que alientan en el seno de las arenas y en las entrañas de las rocas a los cuales se debe el cúmulo de desdichas que se suceden durante la vida en tan desfavorables comarcas, saturadas de un ambiente de desolación. Las montañas de arena que el viento levanta y hace desaparecer alternativamente parecen animadas por espíritus poderosos que anidan en su seno y en el aire y que traman la aniquilación de los mortales. Las plantas escasas y endurecidas que hunden sus raíces en las hendiduras de las rocas, nutriéndose del rocío nocturno, son el mísero testimonio de la voluntad destructora de los poderes adversos. Los nómadas, tras muchos días de marcha, sufriendo la sed, el calor sofocante y el frío nocturno, tienen el ánimo sobreexcitado y apto para admitir la existencia de esas fuerzas extrañas que labran su desdicha El silencio impresionante que reina en aquellas extensiones, la monotonía de las arenas infinitas, la rudeza de las "hamadas", todo ello se conjura para crear ese profundo mundo sobrenatural del saharaui
En ese medio ambiente inhóspito pululan legiones de demonios de diferentes clases y condiciones, que realizan diversas actividades de índole maléfica. Así, unos fomentan las enfermedades y la muerte; otros distraen al creyente de sus plegarias; otros arruinan las cosechas, etc. Por esto hay que prevenirse contra sus manejos y contrarrestar su poder usando de los remedios y ceremonias que señala la profusa ciencia mágica desarrollada en el país. Con esas prácticas se puede lograr, no tan sólo evitar el daño, sino también tornar favorable y amistoso al yen al que se dirija la acción. Existen así, en este aspecto, dos tipos de ritos: ritos de neutralización (de aplacamiento o de apaciguamiento) y ritos de propiciación. En la vida diaria, un gran número de usos y costumbres están regidos por esta idea primordial del terror a los genios. El uso del litam o velo es menos necesario para evitar la entrada del polvo y del viento que para impedir el acceso de los yennun por las vías respiratorias. La costumbre de morderse instintivamente las puntas de los dedos tiene por objeto hacer huir a cualquier demonio que pudiera haberse introducido en el cuerpo. No debe tampoco pisarse la sombra para evitar que el yen se instale en el cuerpo en determinadas horas que se consideran propicias para sufrir este ataque, tales como el Nusf en Nehar (mediodía) y Bein el?uaqt.
Pero no todas las relaciones entre hombres y genios son hostiles. Son frecuentes los casos de hombres que llaman a los espíritus e invocan su ayuda. De ellos esperan que les indiquen el autor de un robo, que les informen del porvenir o noticias de amigos ausentes o que les descubran tesoros ocultos de los que son guardianes. Porque está muy arraigada la creencia de que los yennun favorecen a sus amigos, en igual grado en que perjudican a quienes no tienen consideraciones con ellos. Los medios más usados en Río de Oro para propiciarse a los genios consisten en proporcionarles comidas sanas y abundantes y ofrecerles sacrificios en los lugares que habitan normalmente. El sacrificio de aves y animales domésticos es uno de los que más agradecen, porque el sabor y olor de la sangre derramada les resulta particularmente grato.
Los yennun tal como aparecen a la mentalidad del saharaui son como explica el Demiri, espíritus que pueden adoptar formas diversas; tienen inteligencia voluntad, poder para realizar las cosas más portentosas; son arquitectos y constructores sin igual; poseen una fuerza sobrehumana y son ligeros como el relámpago; saben crear súbitamente las más extraordinarias proezas; son grandes artífices, los más hábiles maestros en todos los oficios y conocen el secreto de todos los tesoros ocultos. Viven preferentemente en los árboles, bosquecillos, piedras, montañas o ríos. Por ello, junto con la creencia en los yenunn, se vincula la idea de adoración naturista que existió ya en los antiguos pueblos semíticos. Los antiguos árabes tenían sus árboles y bosques sagrados, pero el culto de los árboles es, entre los pueblos norteafricanos, anterior a la llegada de los árabes y con el de las piedras ocurre igual, según los testimonios de Clemente de Alejandría.
Antes de la llegada de los árabes, existían en Africa de] Norte piedras, rocas y grutas sagradas, según Basset. Existen fuentes sagradas que son supervivencias de un antiguo baalismo o culto de la Naturaleza, y para los saharauis actuales los lugares abundantes en agua son sitio preferentemente ocupado por los yennun. Aquí puede verse una íntima compenetración de las creencias antiguas con las aportadas por el Islam durante su expansión africana.
En todo el Sáhara, entre sus pueblos nómadas y sedentarios, se ofrece un extraordinario florecimiento de la magia, al igual que sucede, entre todos los puebles primitivos. Las supersticiones de índole mágica adquieren matices peculiares de gran prolijidad. Las supersticiones de estos nativos, como las de todos los pueblos primitivos, son, en su origen, fundamentalmente naturalistas. Sus mitos se basan en la interpretación de los fenómenos visibles del Cosmos. Y muchas de las consecuencias derivadas de esa interpretación son las que, posteriormente, se integran en las supersticiones.
Para estos pueblos que habitan un país tan desolado, la lluvia es un don precioso. La lluvia en el desierto hace brotar una fugaz vegetación, que significa la supervivencia del ganado y la persistencia de los pozos de agua que condiciona los desplazamientos por las enormes extensiones. Por ello los ritos mágicos para provocar la lluvia son muchos y variados. El más frecuente consiste en el sacrificio de un animal (cordero o camello) al santón más próximo o bien en nombre de todos los santos que son los intercesores cerca de Dios a causa de su baraka. Otro medio muy usado es el que un morabito prestigioso escriba una tablilla con determinados suras coránicos. Esta tablilla se cuelga de un árbol y se la deja girar al viento para que todas las direcciones estén impregnadas de esta invocación.
Abundan los cultos naturistas, reminiscencias ancestrales de tiempos paganos. La veneración a las cuevas, fuentes, montañas y piedras constituye la fase más características de esta superstición de índole mágica, enraizada en las lejanas épocas de la Prehistoria. Ciertas piedras redondas, llamadas kura, depositadas cerca de las tumbas, reciben especial reverencia. Se toman, y aplican sobre las partes enfermas del cuerpo. Se venera igualmente a los redjem o tumbas antiguas que abundan en el Sáhara, y cuyo tipo más frecuente es el de montones de piedra de forma circular y diámetro variable. La piedra tiene, en estas concepciones mágico-supersticiosas, la propiedad de absorber la impureza, la angustia y el mal. En el fondo de los abrevaderos se colocan piedras destinadas a asegurar la pureza y la salud del ganado.
La magia de la muerte está muy extendida y adopta, variadísimas formas, que se pueden reducir, en su clasificación, a los cuatro tipos esenciales que ya señaló Berbusky (1). El primero de ellos, consistente en fórmulas orales, generalmente amenazas, que es suficiente proferir en alta voz o mentalmente. Esta forma tiene amplia difusión, y está conectada con la maldición o ar. A veces, el rito se complica mediante el acompañamiento de gestos al acto de pronunciar las palabras o bien se practica en parajes de virtud mágica reconocida (cuevas, montañas, etc.) o ante objetos de supersticiosa veneración (árboles, montones de piedras, etc.).
La segunda forma consiste en contaminar los alimentos con determinadas sustancias, que, aunque no son veneno en sí, implican poder maléfico reconocido: sangre menstrual, fragmentos de cadáver, huesos o tierra de las tumbas, etc. Este procedimiento se emplea también para otros fines distintos de la muerte, como es el de causar la impotencia. La mujer saharaui, para evitar la infidelidad de su marido, le hace comer un plato preparado por, ella que contiene todos estos ingredientes o parte de ellos: cerebro de hiena sangre menstrual, cabellos humanos y trozos de tela del sudario de un cadáver. Todo ello mezclado con el alimento y previamente molido.
Al tercer tipo pertenece la costum bre de colocar en el camino del enemigo un objeto que, por su sola presencia, pueda provocar su muerte. La ciencia mágica es particularmente prolija en la descripción de las circunstancias que deben concurrir en el objeto en cuestión, puesto que de su acertada elección depende el éxito de la práctica.
Finalmente, la cuarta forma consiste en embrujar los objetos de que se sirve el enemigo (monturas, armas, vestidos, etc.) o en actuar sobre su imagen por medios mágicos (magia simpática). Como en casos anteriores, no se aplica tan sólo a la muerte, sino que sirve para proporcionar desgracias de otro género al enemigo que se, odia. Una variante es la thik'af, o impotencia artificial, provocada por sortilegios. En unas tijeras o cuchillos se escribe la fórmula mágica "Que Dios envíe la impotencia a Fulano de Tal ante las partes sexuales de ZuLana por la virtud de los siguientes versículos." Y en un papel se escriben dos o tres suras apropiados, agregando, en muchas ocasiones, cuadros cabalísticos, yedaul, con las palabras mágicas Medheb, El Ahmar, Burkan, Mimun, Achin, Chauachin, etc.
La adivinación es una de las formas en que se concentra la superstición saharaui. Adquiere formas diversas según la región considerada; pero, en general, existen algunos rasgos particulares que se repiten en todo el país. La forma más admitida es la llamada kitaba, que consiste en escribir un versículo del Corán en una hoja de papel y encerrarlo en un herz. En tinas regiones, el herz designa el manuscrito; en otras, su envoltura que es de cuero rojo o de metal. La tinta no es indiferente; se forma frecuentemente de agua perfumada, rosa, flor de azahar etc., haciéndola secar encima de un hogar donde se ha derramado bkur una mezcla de resinas y otras sustancias aromáticas-exhalantes de buen o mal olor, según la clase de yen de que se trate. Otras formas de kitaba, son escritos o grabados sobre hojas de plomo. Muchos consideran el tatuaje como un herz permanente, especialmente destinado a combatir el mal de ojo. El yeduel consiste generalmente en un cuadrado en el que se inscriben un número variable de cuadrados que llevan en su centro signos, letras, cifras, palabras, el nombre de los siete días, el de los yennun, etcétera.
Para conocer los designios de los genios, también se emplea la adivinación. EL método más empleado es el del plomo fundido: el kefif Las ceremonias preliminares consisten en encerrarse en un círculo y pronunciar ciertas palabras. En una cuchara se funde plomo con hierbas aromáticas destinadas a alejar a los genios del error, y se mete en agua iría el líquido obtenido. Cuando el metal se solidifica, se examina. Si tiene la superficie tersa y brillante, es de buen augurio. Si tiene asperezas negruzcas, se verifican acontecimientos siniestros. Se emplean también omóplatos. El espejo de tinta lo dibuja un taleb en la mano de su consultante. Es un cuadrado o, si esta mano presenta las condiciones requeridas, una cierta disposición de líneas, entonces llama a una tercera persona. En medio del cuadrado se coloca una espesa gota de tinta, con la que escribe en diversas partes del cuerpo de la persona que consulta palabras de oculto significado, se recitan fórmulas cabalísticas y versículos del Corán hasta que se suceden determinadas apariciones: genios, yennias, cuyos nombres va pronunciando el hechicero y a cada cual de cuyas apariciones le da un determinado significado.
Los árboles en esta región, en virtud de su escasez, adquieren especial dedicación. A esta causa se agrega la veneración que se les confería en el antiguo mundo semítico. De esto da testimonio el Antiguo Testamento al decir: "Abraham plantó un bosque en Bersabee y allí invocó el nombre del Señor Dios Eterno" Génesis XX, 31) o "Erigió estatuas a Baal y plantó bosques en honor suyo" (Reyes, IV, XXI, 3). Esta veneración se transmitió al mundo mediterráneo antiguo. "Los árboles, dice Plinio fueron los primeros templos y vemos hoy los campos, fieles a la simplicidad del antiguo culto, consagrar su más bello árbol a la divinidad." Estas ideas persisten aun entre los nómadas del Sáhara, que colocan al pie de algunos árboles ofrendas de leche, frutos y miel, invocando sus ramas. Frecuentemente, se cargan sus troncos de banderolas y cintas. En el Gran Desierto los árboles, las piedras y las fuentes reciben el tributo de una destacada veneración.
Cuando tienen medios para elevar una kubba, los indígenas dedican a estos lugares una mzara, que, es un recinto de piedra seca que generalmente adopta forma circular. En ella se arrojan diversas ofrendas por los componentes de las caravanas que pasan. Se trata de un rito análogo al de los antiguos semitas. San Jerónimo refería que en su tiempo todavía se dirigían plegarias a la encina de Abraham Y lo mismo sucede con los misérrimos pozos, especial guarida de los yennun, en los que es corriente depositar algunas ofrendas. Estos son algunos de los rasgos del interesante mundo sobrenatural que persiste con vigor considerable entre los nómadas del Gran Desierto.
(1)H.Berkusby: Vernichtungszauber.Archiv. f. Anth. XI, 1912.
(*)Cola, J., 1953, Magia y superstición en el Sáhara español, Africa, p. 133-135
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1 comentari:
Muy interesante Toni, estas cosas nos encantan. Un abrazo.
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