CARMEN VALLADARES BARRAGÁN - Madrid - 11/03/2008
Quiero darle las gracias al candidato de Izquierda Unida Gaspar Llamazares por tener una trayectoria política digna, coherente y responsable. En mi opinión, la más coherente y responsable del panorama político nacional: ha luchado por sacar el máximo partido a los escaños conseguidos en las elecciones de 2004 para impulsar leyes progresistas en el Parlamento, negociando las mejores soluciones posibles, y, finalmente, ha asumido la derrota de las elecciones de 2008 de forma inmediata y ha puesto su cargo en manos del partido en la misma noche electoral.
La realidad es que, parafraseando a Bertolt Brecht, "corren malos tiempos para la lírica". El sistema se encarga de que la ley electoral sea injusta: un diputado de Izquierda Unida cuesta cuatro veces más que los de los partidos mayoritarios de ámbito nacional; los mensajes mediáticos no valoran la coherencia, la honradez ni el trabajo; los ciudadanos consideran que es mejor votar en contra de un partido que a favor de un programa político de otro...
En estos momentos de euforia de los dos grandes partidos, esta derrota de Izquierda Unida a nadie le importa, salvo a los propios militantes y votantes de IU, y no a todos; habrá quienes, viviendo fuera de la realidad, piensen que con una política más radical y menos factible que la realizada por Gaspar Llamazares se podrían haber obtenido mejores resultados. Sin embargo, esta derrota es un mal para todos porque nos empobrece como seres humanos.
Desde estas líneas quisiera pedir a Gaspar Llamazares y a todas las personas de bien de Izquierda Unida que sigan luchando. Por pequeña que pueda parecer nuestra influencia, es importante luchar por esos principios políticos que hacen más digna nuestra vida. Muchas gracias.
Quiero darle las gracias al candidato de Izquierda Unida Gaspar Llamazares por tener una trayectoria política digna, coherente y responsable. En mi opinión, la más coherente y responsable del panorama político nacional: ha luchado por sacar el máximo partido a los escaños conseguidos en las elecciones de 2004 para impulsar leyes progresistas en el Parlamento, negociando las mejores soluciones posibles, y, finalmente, ha asumido la derrota de las elecciones de 2008 de forma inmediata y ha puesto su cargo en manos del partido en la misma noche electoral.
La realidad es que, parafraseando a Bertolt Brecht, "corren malos tiempos para la lírica". El sistema se encarga de que la ley electoral sea injusta: un diputado de Izquierda Unida cuesta cuatro veces más que los de los partidos mayoritarios de ámbito nacional; los mensajes mediáticos no valoran la coherencia, la honradez ni el trabajo; los ciudadanos consideran que es mejor votar en contra de un partido que a favor de un programa político de otro...
En estos momentos de euforia de los dos grandes partidos, esta derrota de Izquierda Unida a nadie le importa, salvo a los propios militantes y votantes de IU, y no a todos; habrá quienes, viviendo fuera de la realidad, piensen que con una política más radical y menos factible que la realizada por Gaspar Llamazares se podrían haber obtenido mejores resultados. Sin embargo, esta derrota es un mal para todos porque nos empobrece como seres humanos.
Desde estas líneas quisiera pedir a Gaspar Llamazares y a todas las personas de bien de Izquierda Unida que sigan luchando. Por pequeña que pueda parecer nuestra influencia, es importante luchar por esos principios políticos que hacen más digna nuestra vida. Muchas gracias.
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